El paradigma educativo actual se encuentra en crisis, al igual que el sistema capitalista que gobierna el mundo.
Nuestro sistema educativo se sustenta en los mismos principios que lo hicieron público allá por el siglo XIX, cuando los intereses y fines económicos y sociales eran bien distintos a los de ahora.
La educación pasó de ser un "bien" de muchos a un "algo" de todos, en la que tenían cabida "todos" pero no todos tenían la misma "salida".
En la actualidad, esta concepción educativa no dista mucho de aquella que se fraguó durante la segunda república: educación pública, laica, gratuita, activa, creadora, social y mixta; Si bien, hemos estado "formando" personas con el único fin que nos sirvieran para sacar adelante un sistema económico capitalista en el que todo vale pero no para el que todos valen.
Por suerte, esta educación de asentamiento republicano pero de origen ilustrativo deja en el camino la ignorancia de unos miles de jóvenes y no tan jóvenes con sed de cambio, formados y preparados para hacer frente a una revolución educativa que llegue a todos y cada uno de los habitantes del planeta, que defienda una educación pública y de calidad, que forme personas y no máquinas, que creé sentimientos y emociones y no diferencias ni rencores... en definitiva, una EDUCACIÓN DE TODOS Y PARA TODOS.
